*
Cuando te siento
la oxitocina fluye
y el placer late
en los pechos que besas,
el cuerpo que posees.
****
La hormona del amor
La oxitocina es un neuropéptido compuesto por nueve aminoácidos que actúa tanto a nivel periférico como del sistema nervioso central. Ello es debido a que puede funcionar como una hormona al ser liberada por la neurohipófisis al torrente sanguíneo o como un neurotransmisor cuando es secretada por el núcleo paraventricular al interior del cerebro.
Durante las relaciones sexuales y el orgasmo, potencia la inducción de la excitación sexual produciendo contracciones uterinas que ayudan a transportar los espermatozoides hacia las trompas de Falopio para facilitar la fertilización del óvulo. También participa en los mecanismos de erección del pene y en la eyaculación.
Pero no se limita en facilitar la gestación sino que también juega un papel destacado en el nacimiento y la crianza. En el momento del parto regula la intensidad y la frecuencia de las contracciones uterinas mientras que en la lactancia produce la eyección de leche en respuesta a la estimulación del pezón por la succión del bebé.
Para analizar sus implicaciones como neurotransmisor se debe tener en cuenta que sus efectos son altamente complejos, pudiendo verse afectados por la interacción de otras hormonas. Los estudios más recientes la relacionan con aspectos como la confianza, la atención, la percepción de expresiones faciales o la habilidad de inferir el estado emocional de otra persona.
Su nombre se deriva del griego «Oxys» y «Tokos» que significa «nacimiento rápido», y fue elegido después de que el farmacólogo británico Sir Henry Hallett Dale descubriese en 1906 sus efectos en el parto. Su contribución a la lactancia con la eyección de leche fue descrita por Ott y Scott en 1910 y por Schafer y Mackenzie en 1911. Finalmente, en 1953, el bioquímico americano Vincent du Vigneaud describió la secuencia de nueve aminoácidos que la compone y, un año más tarde, la síntesis de la misma le valió la concesión de un premio Nobel por su trabajo en bioquímica.
Referencia: «Neurociencia cognitiva» de Redolar
****
Esta entrada participa en el desafío #lunesTetas que Francis Villatoro y Arturo Quirantes lanzaron a la blogosfera.
Pingback: #LunesTetas - Recopilación de todas las entradas - Naukas
Pingback: Plan Lector | Pearltrees
Que hermoso post! Es el auto-conocimiento de nuestro organismo, y el de los seres que amamos, lo que nos hará más libres y felices.
Me gustaMe gusta
Muchas gracias!!
Tienes toda la razón, en realidad, sin conocimiento no hay libertad.
Un abrazo
Me gustaMe gusta
Entonces también se la podría llamar la hormona, o más bien, «el neurotransmisor de la empatía», con todas las implicciones que ello pueda tener.
Me gustaLe gusta a 1 persona
Sí, creo que sería más acertado.
Me gustaMe gusta
Caramba con la oxitocina! muy buen post Laura! He llegado aquí a través del blog de «Cosas que (me) pasan, de Molinos, a propósito del tema de los blogs de divulgación. He visto su vídeo y es cierto, a las que somos «de Letras» cuesta que atrape nuestra atención casi todo lo científico. Yo estudié Derecho y preparé opos a Notarías, por lo que me decanto preferentemente por blogs que no me suponga esfuerzo entender, pero el tuyo me gusta.
También me ha encantado la imagen que has elegido de Leonid Afremov.
Me gustaMe gusta
Muchísimas gracias Chelo!!
Si me lo permites, te recomiendo dos posts que creo que pueden gustarte. Te recomendaría muchos más pero no quiero ser abusica:
https://losmundosdebrana.wordpress.com/2015/01/29/el-abuelo-eugene-curie/
https://losmundosdebrana.wordpress.com/2013/11/07/el-diario-de-manya/
Un besazo y gracias por comentar
Me gustaMe gusta
Se me ha olvidado decirte que SÍ llegas a la gente que no dominamos la materia, y es por la claridad en la exposición, ¡enhorabuena!
Me gustaMe gusta