La historia de Santiagué para pequeños y mayores

Juan Antonio Tortosa, colaborador de este blog y socio de ADCMurcia

Juan Antonio Tortosa, colaborador de este blog y socio de ADCMurcia

El libro le quema en las manos. Tiene ganas de salir corriendo hacia su habitación, encerrarse y devorarlo. Quiere conocer la vida de ese científico que parece descubrir el mundo a través del microscopio. Pero no abandona el salón todavía, no quiere ser desagradecido con Margarita, que permanece aún allí. Desde pequeño, su tía le ha mostrado la belleza de la ciencia y en ese momento, está radiante mientras le fotografía sosteniendo el cómic.

Los minutos pasan y nace el desespero, la emoción es demasiada. Finalmente, queda liberado y avanza triunfante hacia su cuarto, para abrir su tesoro. Margarita, en el comedor, sonríe complacida por la inclinación de Juan Antonio hacia la lectura.

Dedicatoria de Jordi Bayarri a Juan Antonio en su cómic

Dedicatoria de Jordi Bayarri a Juan Antonio en su cómic «Una vida al microscopio»

Santiagué ha logrado despistar a sus padres y salir por el tejado para dirigirse al desván del confitero Ramón Coiduras. Cogerá un nuevo libro de su primera biblioteca, el lugar prohibido que más tarde considerará su “botica espiritual”. Vive en un tiempo diferente al de Juan Antonio, en unos años en los que la lectura es considerada una pérdida de tiempo por parte de la población. Sus detractores han creado un listado de títulos prohibidos y toman medidas drásticas para impedir el acceso a los mismos. Algunos llegan a quemar los volúmenes, mientras que otros, como el confitero, los esconden en los rincones más ocultos de la casa.

Su padre, un hombre tenaz que confiaba en el esfuerzo perseverante, pertenecía a una tendencia más moderada, llamada intelectualista. Defendía la utilidad de los libros de estudio y de divulgación científica mientras que consideraba la literatura, la poesía o el teatro carentes de interés. Él mismo había experimentado la importancia de los libros de texto cuando, trabajando con el barbero Javierre de Latre (Javierrelatre), pudo acceder a la biblioteca del patrón que era cirujano. Allí adquirió la base que le permitiría, años después, doctorarse en Medicina.

Diariamente, padre e hijo, acudían a una cueva de Valpalmas donde el futuro Premio Nobel aumentaba sus conocimientos a través de escritos de aritmética, geografía, física, gramática, astronomía y francés. Su madre, la “hermosa y robusta montañesa”, no era tan estricta como el cabeza de familia y permitía que el niño leyese pequeñas novelas románticas que tenía guardadas en el fondo de un baúl cerrado con llave. Ambos despertaron el amor por los libros en el pequeño que, a los cuatro años, ya sabía leer y escribir.

Tira del cómic

Tira del cómic «Una vida al microscopio» de Jordi Bayarri

Santiagué, se convirtió en un lector empedernido que muy pronto no tuvo suficiente con los ejemplares que caían en sus manos. Por suerte, en una de sus incursiones por los tejados, dio con el recóndito granero de Ramón Coiduras. Aquel lugar secreto contaba con numerosas obras que el confitero había ocultado a su familia y que pudieron calmar la sed lectora de Cajal. A partir de entonces, visitó el lugar cada vez que terminaba un volumen para cambiarlo por otro. Los tomaba prestados con sumo cuidado, sin osar comer ninguno de los dulces que había junto a la biblioteca, para evitar ser descubierto.

Su afición por los libros no hizo más que incrementarse y pronto no se contentó con su lectura. Necesitaba, además, escribirlos e ilustrarlos. De las obras que realizó, si bien la gran mayoría pertenecieron al campo de la ciencia, también se dedicó a la creación literaria. Su valía como escritor fue puesta en entredicho por personalidades como Pío Baroja pero, aún así, fue elegido académico de número de la Real Academia Española en 1905, para el sillón I. Nunca tomó posesión del mismo por falta de tiempo para preparar un buen discurso, o esa fue su excusa. El motivo más plausible es el descontento con la Academia por haber negado el ingreso a su admirada Dª Emilia Pardo Bazán debido al machismo que imperaba en aquella época.

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Juan Antonio se interesó por los dinosaurios gracias a un libro y está conociendo mejor a los científicos más destacados por medio de las biografías ilustradas de Jordi Bayarri. Al igual que Santiagué, la lectura calma su sed de aprendizaje, su inquietud intelectual.

El libro descansa sobre el escritorio. Juan Antonio, ya en la cama, piensa en la historia de Ramón y Cajal, en su excelencia como investigador y en las muchas facetas que desarrolló. No sabe todavía cuál será su futuro ni hacia donde se encaminará pero siente que el cómic ha cambiado algo en su interior, siente la pasión de Santiagué por la vida y el conocimiento.

P.D. El cómic de Jordi Bayarri «Una vida al microscopio» ya está a la venta y es una de las mejores maneras de aproximarse a Ramón y Cajal, el gran hombre.

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Acerca de Laura Morrón Ruiz de Gordejuela

Licenciada en Física por la Universidad de Barcelona y máster en Ingeniería y Gestión de las energías renovables por IL3. Tras desempeñar su labor profesional durante diez años en el campo de la protección radiológica, tuvo la oportunidad de entrar a trabajar en Next Door Publishers, donde, como editora, puede aunar su pasión por la divulgación científica y los libros. Aparte de esta labor, desde 2013, ejerce de divulgadora científica en el blog «Los Mundos de Brana» —premiado en la VI edición del Concurso de Divulgación Científica del CPAN— y en las plataformas «Naukas» y «Hablando de Ciencia». Ha colaborado en los blogs «Cuentos Cuánticos» y «Desayuno con fotones» y en los podcasts de ciencia «La Buhardilla 2.0», «Crecer soñando ciencia» y «Pa ciència, la nostra». Es integrante del Grupo Especializado de Mujeres en la Física de la Real Sociedad Española de Física (GEMF), la Asociación de Mujeres Investigadoras y Tecnólogas (AMIT), la Liga Internacional de Mujeres por la Paz y la Libertad (WILPF), El Legado de las Mujeres y la ADCMurcia. En 2015 fue galardonada con el premio Tesla de divulgación científica de «Naukas». Es autora del libro «A hombros de gigantas».
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3 respuestas a La historia de Santiagué para pequeños y mayores

  1. Melli Toral dijo:

    El cómic de Ramón y Cajas es precioso. A mis nietos también les ha encantado, como los demás. Una idea genial la del autor acercar a los científicos por medio del cómic. Juan Antonio tiene la gran suerte de tener una tía como Margarita Tortosa, que es una gran docente, apasionada de la Ciencia y gran persona. Me ha encantado tu entrada

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  2. Reblogueó esto en quimidicesnewsy comentado:
    Precioso acercamiento a la ciencia de los más curiosos

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