
Eric Smith
Fuente: http://ericmsmith.com/2016/10/05/vera-rubin-inktober-20160531/
Tan pronto como me interesé en la astronomía decidí que eso era lo que haría durante el resto de mi vida. Pero no solo era la astronomía, era la maravilla de todo. Pensaba cómo se podía vivir en la tierra y no querer estudiar todas esas cosas.
Vera Rubin
—No podrás cruzar esta línea —dice Ruth con las mejillas encendidas.
Vera sonríe, ha salido ganando.
A ninguna de las dos les gustó la nueva casa. Debían compartir el territorio. Los juguetes iban de un lado a otro tomando posiciones. Conquistadores de plástico. Las riñas se sucedían, la paz parecía inalcanzable. Se impuso el ultimátum paterno: debían aprender a convivir.
Llegaron a una tregua. Se dividieron la habitación y trazaron una frontera imaginaria. La cama de Vera quedó situada al lado del ventanal orientado al norte. Descubrió algo más apasionante que cualquier juego: el cielo nocturno.
Tiene once años y sabe que va a ser astrónoma. Su hermana duerme a pocos metros, ajena al espectáculo que les ofrece el cosmos, al espectáculo que Vera memoriza y dibuja cada mañana. Visita la biblioteca con asiduidad, empieza a leer sobre el universo, a conocerlo. Unos amigos de la familia la llevan a Virginia a hacer observaciones astronómicas, le nombran las constelaciones.
Con la ayuda de su padre construye su mayor tesoro: un telescopio de dos pulgadas de diámetro. Fotografía el cielo, escribe sobre él. Los juguetes descansan olvidados en su mitad del dormitorio.
Cae la noche, las estrellas bailan para Vera.
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Este relato participa en la iniciativa de @Divagacionistas con «los juguetes» como tema principal y está dedicado a la astrónoma Vera Cooper Rubin que nos dejó el pasado 25 de diciembre en Nueva Jersey.
Para saber más sobre la carrera científica de Vera Rubin:
— Entradas en Los Mundos de Brana.
— Entradas en el blog Mujeres con Ciencia.
— Especial de Los 3 Chanchitos sobre Vera Rubin.
— Especial de Coffee Break sobre Vera Rubin.
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