
Generosa, brillante, humilde, comprometida, observadora, tenaz o alegre son algunos de los adjetivos que describen a la Profesora Teresa Rodrigo Anoro, la gran física que dedicó su investigación a indagar en los fundamentos de la naturaleza y sus interacciones fundamentales. Una excelente científica que participó en los experimentos más punteros de física de partículas.
Teresa Rodrigo Anoro nació un 28 de diciembre de 1956 en el pueblo leridano de Almacelles, del que ahora es hija predilecta. Fue la más pequeña de cuatro hermanas (Carmen, Pilar y María José). Era alegre y divertida y contaba con un sentido del humor especial, heredado de su padre. Una niña inquieta a quien le apasionaba descubrir cosas nuevas. La pequeña Teresa disfrutaba jugando con sus hermanas y merendando pan con chocolate. Participaba con ilusión en las fiestas y actividades que se organizaban en el pueblo —aunque tratando de pasar inadvertida— y le encantaba montarse en los caballitos. Fueron muchas veces pasó por la plaza que ahora lleva su nombre y, por deseo expreso de Teresa, sus dos apellidos.
Sus padres eran docentes y siempre se preocuparon de que sus hijas tuvieran una educación completa. Teresa fue muy consciente de cuánto habían influido en su futuro y siempre reivindicó su legado. Desde pequeña se le dieron bien las matemáticas y la física, así que para ella inclinarse por una carrera de ciencias fue lo natural, no se lo planteó como una elección. En un principio pensó en cursar alguna ingeniería que estuviera relacionada con la construcción, como la de caminos, canales y puertos, ya que la encontraba más concreta y cuantizable que la física y, al no haberla dado en el instituto, le parecía algo más exótico. Pero, puesto que la física también le gustaba y podía estudiarse en la Universidad de Zaragoza, finalmente se inclinó por esta última. Algo de lo que se alegraba al recordarlo años más tarde.

Entró en la universidad en 1974 y en los primeros años se involucró mucho en la política, que ocupó buena parte de su tiempo y energía. Eran los tiempos convulsos del final de la dictadura y primeros años de la transición en los que había un gran movimiento de protesta. Era ya una apasionada defensora de los derechos de la mujer y nunca abandonó el activismo feminista participando siempre en todas las actividades relacionadas con esta reivindicación. De hecho, vivir el resurgimiento del movimiento feminista en España y participar en toda la actividad reivindicativa de aquellos tiempos la puso en contacto con la realidad y le dio impulso y fuerza en su carrera académica y su vida profesional y personal. El físico Alberto Casas estudió con ella (y años más tarde publicarían juntos el libro El bosón de Higgs) y la recuerda en el homenaje que le hizo el IFCA como «una persona muy inteligente, muy valiente, muy independiente y, en muchos aspectos, muy original. Siempre comprometida con causas juntas». La Profesora María Josefa Yzuel comenta sobre esa época: «Yo conozco a Teresa desde que fue estudiante de Ciencias físicas en la Universidad de Zaragoza. Teresa no solo hacía ciencias, sino que ayudaba a divulgarlas, a qué la sociedad conociera qué es lo que hacemos los científicos».
Se licenció en Física en 1980 y se dispuso a investigar sobre los constituyentes básicos de la naturaleza y las fuerzas que experimentan. Para poder entender los logros científicos de Teresa voy a hacer un repaso muy básico sobre lo que se sabía en 1980 sobre los fundamentos de la materia centrándome en el modelo estándar. El campo de la física de partículas es apasionante y muy complejo y os invito a leer sobre él. Aquí nos quedaremos únicamente con unas primeras aproximaciones para quienes lo desconozcan.
Las primeras hipótesis sobre una materia compuesta por un conjunto de elementos indivisibles se remontan a la antigüedad. En la antigua India, el sabio védico Aruni del siglo VIII a.n.e. ya menciona la existencia de partículas a las que denomina «kana» demasiado pequeñas para ser vistas y que se agrupan para formar sustancias y objetos. Y, en el siglo VI a.n.e. encontramos al filósofo materialista Pakudha Kaccāyana, que se clasificaba como atomista y eternalista y al filósofo Kaṇāda que fundó la escuela Vaisheshika, la primera escuela india de filosofía natural. Las ideas de los sistemas filosóficos indios se propagaron hacia el este, llegando hasta China y hacia el oeste, donde fueron discutidos por los filósofos de la Mesopotamia asiática.
Por lo que a la Grecia antigua se refiere —a estos sí los conocemos—, destacan los filósofos Leucipo y Demócrito cuyo atomismo mecanicista afirmaba que los átomos (que en griego significa “indivisible”) eran unas partículas materiales indestructibles, desprovistas de cualidades, que no se distinguían entre sí más que por la forma y dimensión, y que por sus diversas combinaciones en el vacío constituían los diferentes cuerpos.
Pero estas ideas que defendían una naturaleza discreta en contraposición a las que defendían una materia continua y que contaron con defensores y detractores a lo largo de los siglos, no fueron probadas experimentalmente hasta principios del siglo XIX, por John Dalton, quien también propuso el primer modelo atómico y fue el padre de la Teoría Atómica (bueno, igual William Higgins no estaría de acuerdo con esto). Sin embargo, experimentos posteriores demostraron que los átomos sí pueden dividirse y están compuestos por un núcleo central y una nube de electrones a su alrededor en diferentes estados energéticos. Y, a su vez, el núcleo, cual matrioska, está compuesto por nucleones (protones y neutrones) constituidos por una combinación de tres quarks del tipo up (u) y down (d) —el protón (uud) y el neutrón (udd). Los quarks, como los electrones, carecen de estructura interna, ahora bien, a diferencia de los electrones, no se encuentran aislados, sino que se combinan en otras partículas llamadas hadrones (como el protón y el neutrón).
Según el Modelo Estándar de las partículas, la teoría física que mejor explica —salvo destacadas lagunas— de qué está constituida la materia y tres de las cuatro interacciones del universo, existen dos tipos de partículas elementales: las de materia llamadas fermiones y las que median las fuerzas o bosones.
Los fermiones se clasifican a su vez en dos grupos: quarks y leptones y cada uno consta de seis partículas, que se relacionan por pares o «generaciones». Las partículas más ligeras y estables constituyen la primera generación, mientras que las más pesadas y menos estables pertenecen a la segunda y la tercera. Toda la materia estable del universo está formada por partículas que pertenecen a la primera generación, ya que cualquier partícula más pesada decae rápidamente en otras más estables. Todas estas partículas elementales, a su vez, tienen una antipartícula asociada, que es igual que ellas, pero, en caso de que la partícula tenga carga, con carga opuesta.
Los bosones, como he dicho, son las partículas elementales responsables de las tres interacciones que actúan en el universo en distintos rangos y distintas intensidades: la interacción fuerte —actúa sobre los quarks y es el resultado de la mediación de los gluones; de forma indirecta es la responsable de que el núcleo permanezca unido—, la interacción débil —mediada por los bosones W y Z, actúa sobre los quarks, transformándolos—, y la interacción electromagnética —actúa sobre partículas cargadas sin modificar su identidad y su mediador es el fotón. Por lo que se refiere a la fuerza de la gravedad —consecuencia geométrica de la deformación del espacio-tiempo—, no forma parte del modelo estándar, pero se le asociaría el bosón gravitón todavía por descubrir.
Los experimentos necesarios para validar estas ideas tratan de reproducir las condiciones de energía de los inicios del universo, cuando todavía estaban presentes las partículas de la segunda y tercera generación, y consisten en choques de partículas a muy altas energías en el seno de aceleradores de partículas. A partir del análisis de los restos de las colisiones se consiguen identificar sus componentes, así como los tiempos de vida de las partículas constituyentes antes de transformarse en otras.

Pero volvamos con Teresa, que acabada la licenciatura fue a Madrid donde se doctoró en 1985 bajo la supervisión de Antonio Ferrando, en la Universidad Autónoma de Madrid (UAM) y el Centro de Investigaciones Energéticas, Medioambientales y Tecnológicas (CIEMAT). El título de su tesis fue «Producción inclusiva de partículas extrañas e interacciones pp a 360 GeV/c». Y cuando dice partículas extrañas quiere decir partículas que cuentan con algún quark o antiquark strange. El investigador del CIEMAT Manuel Aguilar Benítez de Lugo, dice con referencia a Teresa en el citado documental: «En esa temprana etapa pudimos apreciar varias de las virtudes que siempre caracterizarán a Teresa: su perseverancia y su capacidad de trabajo, su determinación sobresaliente y su excelente actitud para integrarse y trabajar en equipo en un entorno internacional y su pasión por la ciencia y el acopio del conocimiento».
En 1988 se trasladó a Ginebra tras haber logrado la beca postdoctoral del CERN (Organización Europea para la Investigación Nuclear), el mayor laboratorio europeo de física de partículas. Desarrolló esta beca hasta 1990, centrando su trabajo en el experimento UA1, donde participó activamente tanto analizando los datos como mejorando el detector mediante el diseño de un calorímetro. Allí dio sus primeros pasos en la búsqueda del quark top. Teresa siempre le dio gran importancia al desarrollo tecnológico y la construcción de detectores, siempre entendió que un buen físico experimental tenía que conjuntar instrumentación y análisis de datos.

Su impecable labor en el CERN le brindó la oportunidad de trabajar como científica asociada, en 1990, en el experimento CDF del laboratorio americano Fermi National Accelerator Laboratory (FERMILAB), del Departamento de Energía de Estados Unidos. En el experimento Collider Detector (CDF) construyó un detector de tiempo de vuelo de partículas. Durante su estancia en el FERMILAB Teresa fue un punto de acogida y un apoyo para los investigadores españoles. En particular para los jóvenes estudiantes de doctorado y postdocs que querían completar su formación en el experimento.

En 1994 Rodrigo comenzó su andadura en Cantabria, para ocupar el puesto de profesora titular en la Universidad de la ciudad, participando además en la creación del Instituto de Física de Cantabria, como centro mixto de la Universidad de Cantabria y el CSIC. Ese mismo año logró que el IFCA se incorporase al experimento CMS del CERN, donde dirigió el desarrollo de un detector de alineamiento para la reconstrucción de muones y participó en el aún por descubrir bosón de Higgs en el gran colisionador de hadrones LHC.
El bosón de Higgs, postulada por el físico británico Peter Ware Higgs en la década de 1960, es una partícula elemental clave en el modelo estándar para explicar cómo se origina la masa de todas las partículas del universo y por qué las partículas elementales tienen masas tan diversas.
La culminación del trabajo de Teresa en Fermilab llegó en 1995 con su participación en el descubrimiento del quark top, el último gran hallazgo en física de partículas del siglo XX. Lo hizo analizando colisiones producidas por el acelerador Tevatrón y detectadas por el experimento CDF. Gracias a su tesón, en 1999 el IFCA se convirtió en el primer instituto español que participaba en un experimento de Fermilab. La introducción del IFCA en el CMS y en el CDF expandió mucho el alcance científico de su grupo.

En 2002 Teresa Rodrigo logró la cátedra de la Universidad, siendo una de las pocas mujeres españolas en llegar a la élite en su campo. Su pasión docente despertó la vocación científica de muchos estudiantes hacia la física de partículas. Los integrantes de sus equipos científicos resaltan su brillantez y cómo se fijaba en los pequeños detalles al tiempo que tenía una visión global de los proyectos y de todas sus extensiones. Rocío Vilar comenta que «Aunque liderase un grupo, ella era una más, te escuchaba y estaba contigo hasta el final. Intentaba involucrarnos a todos en el trabajo, en las reuniones y no tenía prejuicios sobre la gente». Teresa era una trabajadora incansable con una gran capacidad de memoria y concentración. Llegaba la primera al trabajo y se iba la última y no se le caían los anillos por nada. «Solo con decir que éramos alumnos de Teresa se veían las caras de admiración de la gente», señala Rocío.
«Es nuestra responsabilidad como científicos enseñar a debatir la duda, proclamar el valor de esa libertad y exigirla para las generaciones futuras». Teresa Rodrigo

Gracias a sus cualidades de liderazgo, Teresa Rodrigo fue elegida presidenta del Consejo de la Colaboración CMS (CMS Collaboration Board) y miembro de la Junta Directiva (CMS Management Board). La dirección del CERN la designó miembro del comité de Política Científica de la institución entre 2012 y 2017, siendo la primera mujer española en este órgano.
En 2012 y bajo la dirección de Teresa Rodrigo el grupo de Física de Partículas del IFCA participó en el descubrimiento del bosón de Higgs. Teresa se había tenido que someter a dos complicadas intervenciones quirúrgicas, pero hizo todo lo que estaba en sus manos por recuperarse y pudo estar en Ginebra cuando se hizo el anuncio. Era un momento histórico. Tras 50 años de búsqueda y gracias al trabajo conjunto de 3.000 personas en el experimento CMS, y otras tantas en el experimento ATLAS, se dio con esta partícula fundamental para entender mejor el Universo.

Hemos visto cómo los aceleradores de partículas como el Tevatrón o el LHC son las principales herramientas de los detectives de la materia y cómo Teresa descubrió dos partículas fundamentales gracias a ellos. Y es posible que os preguntéis cómo actuaban las y los cazadores de partículas antes de la construcción de los aceleradores. Pues Teresa Rodrigo lo explicó en uno de los reportajes del programa La Aventura del Saber destinados a que diferentes científicos hablasen de su campo de investigación a través de una obra de arte del Museo del Prado. El cuadro elegido por Rodrigo fue «Los tres viajeros aéreos favoritos» de John Francis Rigaud que representa el segundo vuelo histórico en globo aerostático y la relación con la física de partículas la encontramos en este medio de transporte. Ya que Víctor Hess, en 1912, deduce la existencia de los rayos cósmicos de las mediciones que hace, en un globo aerostático, de los cambios de radiación en función de la altura —lo que le supuso el Premio Nobel de Física en 1936—. Y los rayos cósmicos, que Teresa describe como «principalmente protones que colisionan con los átomos de la atmósfera y producen una cascada de partículas de alta energía que llegan hasta la superficie terrestre» eran la fuente de observación de partículas subatómicas antes de la aparición de los aceleradores y todavía son fundamentales para muchas investigaciones de física de partículas.

«Los tres viajeros aéreos favoritos», RIGAUD, JOHN-FRANCIS.
Copyright de la imagen ©Museo Nacional del Prado
Durante más de 15 años Teresa coordinó el grupo de partículas del IFCA, en CMS, y en 2016 logró convertirse en la primera directora del Instituto. Gracias a su visión de la política científica, se fijó objetivos realistas y consiguió que el IFCA tuviera el sello de excelencia María de Maeztu. Siempre resaltó la importancia de establecer sinergias entre las distintas líneas de investigación del instituto.

En el ámbito nacional fue miembro del Consejo Asesor de Ciencia, tecnología e innovación, órgano en el que participan representantes de la comunidad científica y tecnológica, así como agentes económicos y sociales. También impulsó el proyecto del Centro Nacional de Física de Partículas, Astropartículas y Nuclear (CPAN) formando parte de su primer comité ejecutivo desde donde ayudó a definir los objetivos y primeras actuaciones en su primera etapa. Dichos objetivos incluían potenciar la visibilidad de nuestros grupos y reforzar su competitividad a nivel internacional. En 2018, Teresa y Antonio Pich lideraron la propuesta de la comunidad científica española para la actualización de la hoja de ruta en física de partículas, aprobada en 2019.
A pesar de la enfermedad, uno de los últimos retos que afrontó Teresa fue abrir, en 2018, una nueva línea de investigación sobre la búsqueda de partículas de materia oscura en el experimento subterráneo DAMIC-M (DArk Matter In CCDs). Bajo la hipótesis de que la materia oscura está hecha de partículas neutras que no interaccionan con las ondas electromagnéticas (ni las absorben, ni las emiten), estables y no relativistas, no hay candidatos a materia oscura en el modelo estándar, así que necesitamos buscarlos más allá del modelo estándar, en la llamada nueva física. DAMIC explora principalmente dos candidatos de materia oscura: a) WIMP de baja masa (partícula masiva débilmente interactiva) con un amplio rango de masas para explorar, y b) el sector oscuro donde los candidatos a materia oscura tienen su propio conjunto de fuerzas de interacción y, por lo tanto, no se unen directamente con la materia bariónica. DAMIC es un método de búsqueda directa de materia oscura que utilizan como técnica de detección la tecnología de silicio, a fin de tener la mayor sensibilidad de detección en la zona de muy baja masa. Estos experimentos están basados en el uso de CCDs modificadas y optimizadas para el tipo de interacciones que quieren estudiar.

Pese a lo apasionante que era la nueva línea de investigación, en 2019, Teresa se vio obligada a reducir su actividad científica por problemas de salud. Vivió su última etapa vital con serenidad y aceptación hasta que falleció el 21 de abril de 2020.
RECONOCIMIENTOS
«Los premios no se merecen, solo se ganan y suponen un regalo maravilloso y una alegría para quien los recibe». Teresa Rodrigo

Entre sus galardones destaca en 2016, el primer Premio Julio Peláez a Pioneras de las Ciencias Física, Química y Matemáticas, con el que Teresa fue reconocida por su labor en experimentos punteros en el campo de las partículas elementales. Al recibir el premio, comentó que para ella tenía un significado especial porque era un premio para las mujeres científicas («me hace ilusión recibir un premio para chicas», le dijo a Pilar López Sancho) y se propuso elaborar un discurso de aceptación en el que se explicase «la física de partículas y el modelo estándar a partir de mujeres o en base a ideas y trabajos de mujeres». Y así lo hizo impartiendo una conferencia amena, rigurosa y clara titulada «La materia en el origen del universo: construcción de una teoría de partículas. El siglo de las partículas en clave de mujer». Pilar López Sancho la define como «Una conferencia de una científica brillante y generosa que transmitía el entusiasmo por su trabajo y, sin duda, en clave feminista. Una conferencia que daba relevancia al trabajo de muchas mujeres que habían contribuido al avance de la física de partículas a lo largo de años en grandes instalaciones y en colaboraciones que hacen muy difícil singularizar sus logros».
Su compromiso con la igualdad también quedó claro en 2018, cuando el IFCA consiguió el accésit del Distintivo de Igualdad del CSIC que premia la labor en materia de igualdad realizada por los centros del CSIC. Teresa era la directora del IFCA y su huella estaba clara en el cumplimiento del Plan de Igualdad y también en los proyectos de divulgación para acercar la física a la juventud y en especial para incentivar vocaciones científicas en las niñas. Aunque el distintivo lo recibían los directores, el del IFCA lo recibió su vicedirectora Rocío Vilar porqué, como explicó Teresa a Pilar López Sancho durante el acto, «eran los jóvenes los que tenían que figurar». Renunció una vez más al protagonismo, pero sí fue a Madrid para demostrar que consideraba importante para su instituto avanzar en la igualdad.

Ese mismo año entró en el comité de los Premios Princesa de Asturias y recibió otro de los reconocimientos más relevantes de su carrera, al ser nombrada doctora honoris causa por la Universidad Internacional Menéndez Pelayo, junto a la soprano Ainhoa Arteta, como «referente para las mujeres», y, en palabras del entonces rector de la UIMP, Emilio Lora-Tamayo, «una prueba de que, al margen de cualquier otra cuota o consideración, la dedicación y la valía son reconocidas cuando en ellas brilla la excelencia». En su discurso de aceptación, Teresa expresó su posición respecto a la importancia de la inclusión y de la diversidad en los grupos científicos, ya que ambas enriquecían las colaboraciones.
En 2019 recibió la Medalla de Plata de la Universidad de Cantabria, como reconocimiento a su trayectoria.

Tu ausencia produce trazas imborrables en la Física. Siempre serás ejemplo y faro.
REFERENCIAS
- Homenaje a Teresa Rodrigo Anoro.
- Vídeos y material de Isabel Delgado del proyecto Genciana.
- Biografía del CSIC
- Teresa Rodrigo: del viaje en globo a la caza de partículas
- Teresa Rodrigo Anoro, una física pionera de sonrisa luminosa
- Historia del atomismo, Miguel Katz
- «Del modelo estándar», César Tomé, Cuaderno de Cultura Científica
- «Cristalografía (4): Átomos y balas de cañón», César Tomé, Cuaderno de Cultura Científica
- Noticias sobre Teresa Rodrigo Anoro en la Universidad de Cantabria
- CPAN Divulgación
[1]En 1947 George Dixon Rochester y Clifford Charles Butler descubrieron la primera partícula extraña, el Kaón (o mesón K).