A los buscadores de la poesía del Universo
Durante siglos, el cielo nocturno ha inspirado a muchos niños a hacerse preguntas y a dedicar su vida a tratar de responderlas. Gracias a ellos, hemos aprendido que el esplendor del universo es mucho mayor del que podemos vislumbrar, que los misterios que esconde son más seductores que la belleza que nos suscita. Esas personas, tenían defectos como nosotros, y cometían errores, pero su pasión por encontrar respuestas, sus esfuerzos, nos han mostrado la grandeza del mundo físico que nos rodea. Todos ellos merecerían un poema de homenaje por permitirnos mirar a nuestro alrededor con los ojos de la ciencia.
En esta ocasión los versos de Ángela Vallvey son para el astrónomo Johannes Kepler, quien nos entregó la descripción matemática del movimiento de los planetas, que más tarde fue explicada por las Leyes de Isaac Newton. Kepler aplicó siempre el método científico en sus investigaciones y nunca tuvo reparo en corregir o desestimar las teorías que no se correspondían con los resultados observados. Fue una figura crucial en la historia de la ciencia que debería contar con un mayor reconocimiento. Sirva el poema de pequeño homenaje a su gigantesca contribución.
LAS ARMONÍAS DEL MUNDO
Medí los cielos, y ahora mido las sombras.
Johannes Kepler, Epitafio.
I
Mi vida estuvo hecha de soledad,
cuadrantes y esferas armilares,
de pura matemática o del amor inaudito
por las melodías en fuga que levantan
los mundos en su lecho,
en este universo al que no obstruyen,
digan lo que digan,
ni epiciclos ni esferas de cristal.
Yo descubrí en los movimientos celestes
la naturaleza plena de la armonía,
esa desolación que acecha a las elipses
y las agita de belleza, pues la hermosura
habita en lo perfecto
como bulle la sal dentro de los mares.
¿No oís la música de los planetas?,
blanca polifonía
que hiende el espacio y la desnudez
de la noche que esta noche comienza y
que es húmeda y es fría, que no tiene
ese lugar donde encontrar sosiego.
II
Mi vida fue amar la lejanía que se dibuja
entre el Sol y unas manos, uncir
a mis números grises el tiempo que se gasta
en cada órbita del mundo. Si alguien
preguntase por mí, decidle que ya he muerto,
que pensé cosas que ningún ser humano
había pensado antes y, lo que es más,
fui consciente de ello; decidle que es tan dulce
la cinemática del Sol, tan simple,
sin fisuras… Decidle que estos ojos
se volvieron hacia arriba mientras expiraban
para señalar el cielo por encima de mi cabeza,
y que yo, Johannes Kepler,
huésped extraño de la vida
durante mi existencia
pude, a pesar de todo, medir los cielos,
el espíritu, y ahora mido las sombras
y reposo en la tierra.
(Ángela Vallvey, El tamaño del universo)
Corrección
La entrada ha sido modificada a partir de las correcciones que César Tomé me ha explicado en twitter. En la original estaba escrito que las leyes de Kepler llevaron a la formulación de las leyes de Newton mientras que, tal y como ha expresado César «Las leyes de Kepler no llevaron a la formulación de las de Newton. Las leyes de Newton explican las de Kepler.»















Permíteme, Laura, que me autocite. Es que lo que tengo que decir lo dije hace 4 años: http://www.experientiadocet.com/2009/08/kepler-reivindicado.html
Gracias.
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Gracias a ti, César.
Es una entrada verdaderamente magnífica que explica a la perfección el valor de Kepler en la historia de la astronomía.
Este sí es un gran homenaje al gran astrónomo.
Un abrazo.
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Vaya aquí mi modesta aportación
http://abordodelottoneurath.blogspot.com.es/2007/10/toda-ciencia-trascendiendo-1.html
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Ooooh!!! Muchas gracias Jesús!!! Un detallazo por tu parte.
Un besote muy fuerte
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Hola Laura,
No sé si habrás leído El Sueño o La astronomía de la Luna de Kepler. Descubrí este libro hace poco y es una maravilla.
Un saludo,
Reyes
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¡¡¡Apuntado queda!!! Muchas gracias por la recomendación.
Un besote
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Comprenderás, Laura que esta entrada me toca muy de cerca. No conocía el poema de Ángela Vallvey y eso que presumo de una gran recopilación de poemas con trasfondo científico. Hay una poeta, Natalia Carbajosa, que escribió un poemario llamado ‘Desde una estrella enana’ que es muy interesante y del que Antonio Arias hizo esta versión en que se cita a Kepler y yo, como César, también me cito:
http://literaturaconciencia.blogspot.com.es/2011/08/desde-una-estrella-enana-antonio-arias.html
Saludos
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Comprenderás que un comentario tuyo en esta entrada se aprecia especialmente.
Me alegra que no conocieses la poesía y te haya sorprendido. En tu blog hay verdaderas perlas como la que me has dejado. Poesía + ciencia es la unión de las dos cosas que más me gustan.
Un beso
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Me encanta que le demos duro ahí a la divulgación. ¿Por qué vender que nos dedicamos a la ciencia porque es útil, cuando lo hacemos porque es fascinante y nos apasiona? ¿Convenceremos con un argumento que ni siquiera nos convenció a nosotros? Añado mi pequeño granito: Los científicos trabajan por Amor http://lacienciaparatodos.wordpress.com/2012/12/23/3945/ Gracias por tu trabajo y el cariño con el que nos tratas a todos
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Muchas gracias por enlazar la entrada, me ha gustado muchísimo.
El Amor que sientes por la ciencia está en tus escritos y en tu expresión al hacer los experimentos. Y eso es inspirador. Pero no es lo único, en el blog también se puede leer tu Amor por la gente y tu preocupación por que tengan una vida mejor. Y esa es la mejor de las bellezas.
Un besote
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Sólo puedo dejar una lagrimita en respuesta. Besos
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Pues no tenía ni idea de esos poemas dedicados a nuestro querido Kepler (por cierto, Laura, una bobada, ¿por qué escribes Keppler, con dos «pes»?) Me han resultado toda una sorpresa. Por cierto, que Tycho Brahe (su mentor, ya sabemos) era un magnífico escritor, y dícese que se dice que en Dinamarca se estudia como uno de sus grandes poetas renacentistas.
Yo no me autocito, hala, que bastante jugo le saqué al epitafio del genio alemán.
Un abrazo.
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Enrique, ¡qué ilusión leerte por aquí y que me rescates de mi tontería! He puesto dos «pes» porque me ha dado la locura transitoria :(. No me había dado cuenta y ya lo he corregido. ¡Gracias!
Quién me iba a decir a mi mientras disfrutaba de «El castillo de las estrellas» que su autor entraría en mi blog. Mil gracias!!!
Un besote
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Precioso, ¡gracias por darlos a conocer! Me apunto la autora
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Gracias Dolores!!! Eres tan maja!! 😉
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Gracias Dolores!!! Eres tan maja!! 😉
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La ciencia y la poesía tienen una bella relación simbiótica: la poesía aporta el potencial inagotable del pensamiento simbólico y la ciencia aumenta nuestro conocimiento de la realidad (dándonos aún más motivos para la poesía). Soy un profesor que siempre dice a sus alumnos: «No te engañes; no es verdad que tengas que escoger. ¿Por qué no quedarte con lo mejor de todos los mundos?»
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