Lo mejor de la divulgación, sin lugar a dudas, son las personas que conoces gracias a ella.
Hoy quiero hablaros de una de esas personas, de un eminente científico y excelente divulgador, de Carlos Briones. Alguien que tuvo conmigo un detalle que me mostró su verdadera grandeza. Sin haber podido hablar con él tanto como me hubiese gustado, se tomó la molestia de escribirme un correo para felicitarme por la charla de Naukas14 y hacerme un precioso regalo que aúna mis dos pasiones: la poesía y Boltzmann. Desconocía que este brillante científico tuviese alma de poeta, que a través de unos pocos versos, fuese capaz de retratar la esencia, el resplandor y las sombras de la historia de Boltzmann. Fue una sorpresa y una bienvenida a un nuevo autor que llenará mis noches de poemas. Porque debo confesaros que necesito la poesía tanto como la ciencia.
En un primer momento le pedí permiso a Carlos para añadir el poema que me había enviado al post de la charla de Naukas 14, pero, con su consentimiento para publicarlo en la mano, he creído que merece una entrada propia. Así que, sin más dilación, os dejo con el mejor retrato de Boltzmann que he leído, el más hermoso, el más profundo.
CLAMOR
S = k ln w
LUDWIG BOLTZMANN
Tras el humo sereno
de este sueño vacío
hay un cuerpo inconcluso que se arrastra.
Van pasando las páginas en blanco
y las vidas olvidan su vocación de pausa.
Alguien se mueve. Míralo. Se acerca
dibujando sus huellas con las hojas del tiempo.
Nadie sale a su encuentro. Dos montañas
le dan la espalda inhóspita y morada.
Su mirada de fuego apenas puede
separarse del fondo
en el brillo disperso del otoño absoluto.
Un soberbio edificio de bóvedas perfectas,
una alta fortaleza inexpugnable
asentada en las rocas más profundas,
domina el horizonte.
Se alza firme, severo,
con la arrogancia estéril de la fuente agotada,
o el acorde perfecto,
o la calma de un templo sin ventanas.
Los seres satisfechos
que habitan sus tinieblas
ignoran que alguien llega empapado de luz.
Sólo conocen velas temblorosas
que proyectan la sombra de dogmas mortecinos
en la cal de unos muros siempre húmedos.
Nunca abrirán la puerta a la alborada.
Ni otra música habrá distinta a ese
cansado Contrapunto.
Ante el sonido nuevo
la antigua partitura se estremece
como barco en la súbita tempestad que lo azota.
Pero pronto regresa al tibio mar de calma.
Y quedará flotando a la deriva
un lejano clamor de disonancia.
Alguien se apaga. Míralo. Se marcha.
Vuelve la noche. El viento
borra sus huellas limpias con negros torbellinos.
Óyelo despedirse.
Su canto transparente
sólo llega a sus labios.
Sólo el marco de bronce del espejo
sostiene su mirada decidida.
Hubo un hombre muy serio a quien nadie creyó.
Hubo un siglo muy serio
de osados visionarios
que supieron soñar frente a sus páginas
un futuro feliz como cadáveres.
Carlos Briones
«De donde estás ausente»
(Ed. Hiperión, 1993)
Carlos Briones es Doctor en CC. Químicas, especialista en Bioquímica y Biología Molecular. Como científico titular del CSIC, lleva a cabo sus investigaciones en el Centro de Astrobiología (CAB), centro mixto del CSIC y del Instituto Nacional de Tecnología Aeroespacial (INTA), asociado al NASA Astrobiology Institute (NAI). Como poeta, ganó el Premio Hiperión, en 1993, con su poemario «De donde estás ausente» (del que forma parte el poema Clamor) y, unos años después, publicó «Memoria de la luz» en DVD ediciones. Tambíen ha aparecido en diversas antologías y ha participado en muchas otras iniciativas en torno a la poesía.
Muy chulo, tomo nota de este autor que desconocía.
Un saludo
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Precioso 🙂
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Wow!
Gracias por descubrírmelo. No tenía ni idea de que Carlos Briones era poeta :O me lo apunto en mi lista de pendientes.
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¡Hay que ver lo que se descubre en este peaso blog!
Jajajaja
Un besazo, guapa
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