Tras estrenarse como bloguero con el magnífico post «Anteros y el aluminio», Abraham Vargas vuelve a estos mundos para ofrecernos otra delicatessen, una pieza llena de historia y química.

Louis Lejeune
«Battle of Moscow, 7th September 1812»
Junio de 1812. Napoleón Bonaparte, al mando del mayor ejército de la época, La Grande Armée, con cerca de 700 000 hombres, cruza el río Niemen con el firme propósito de apoderarse de Moscú. Alejandro I, Zar de Todas las Rusias, cuenta con unos 400 000 efectivos para defender su país.
Los franceses avanzan rápidamente en territorio ruso, casi sin resistencia, hasta que el 7 de setiembre de 1812 se encuentran, en Borodinó, con el ejército del general Mijaíl Kutúzov; 120 000 rusos frente a 133 000 franceses. Kutúzov pierde la partida contra Bonaparte.
Moscú está más cerca para el corso, tan cerca que el 14 de ese mes las tropas francesas entran en una ciudad casi abandonada y arrasada por el fuego que las tropas rusas habían provocado en su retirada.
Tras varias semanas en un Moscú asolado, exiguamente protegido por dos cuerpos de caballería y apenas una docena de regimientos de cosacos, y con el invierno acercándose, Napoleón manda a sus tropas, unos 100 000 hombres, abandonar la ciudad. Kutúzov está a la espera y mediante tácticas de guerrilla consigue diezmar al ejército francés. El 14 de diciembre lo poco que queda de las tropas napoleónicas, unos 58 000 efectivos, cruza el Niemen de vuelta a Francia.
Hasta aquí lo que cuenta la Historia.
No estoy en disposición de valorar las tácticas militares francesas y rusas en Borodinó ni cualquiera de los otros enfrentamientos entre ambos ejércitos, pero puedo contaros un chascarrillo que allá por 1996 ó 1997 nos contó, a mí y mis compañeros de clase de Química Inorgánica, el profesor José Antonio Navío Santos: a Napoleón lo derrotó el estaño. O al menos, si no lo derrotó, fue un gran aliado de Kutúzov.
El estaño es un elemento químico de símbolo Sn, del latín stannum, que suele presentarse en forma sólida, de color plateado y con propiedades metálicas… siempre que la temperatura acompañe. He ahí el quid de la cuestión: la temperatura. La temperatura, el invierno ruso y los botones.
Hagamos un LIFO (Last In First Out) de información:
- Botones: el estaño era el principal material empleado en la fabricación de botones en el ejército francés del s. XIX. Es un metal dúctil y maleable que ya se usaba hace unos 5000 años, aunque se desconoce si de forma intencionada o accidental, para alear cobre.
- Invierno ruso: hace un frío tremendo. Creo que está todo dicho.
- La temperatura: el estaño posee dos formas alotrópicas, la alfa y la beta (α-Sn y β-Sn). La forma β es un metal sólido y de color plateado; pero cuando la temperatura baja de 13’2 ºC el estaño pasa a su conformación α, un compuesto covalente que a temperaturas inferiores a -18 ºC se torna pulverulento. A estas formas en que se presenta el estaño se las conoce como estaño blanco (β-Sn) y estaño gris (α-Sn).

Casiterita, principal mena del estaño
Ahora una necesaria aclaración: formas alotrópicas o alotropía.
El “palabro” proviene del griego: ἄλλος (allos), otro, y τρόπος (tropos), forma. Otra forma. Porque la alotropía consiste en las diferentes formas en que un mismo elemento ordena sus átomos dando lugar a estructuras moleculares diferentes.
En el caso del estaño sólido encontramos estas dos formas alotrópicas, α y β que difieren en sus propiedades físicas debido, como anteriormente mencionaba, a la ordenación espacial de sus átomos, las distancias entre ellos en las tres dimensiones del espacio y los ángulos resultantes si los conectásemos, entre ellos, con líneas rectas.
Mientras en la formación β los átomos se ordenan de forma tetragonal, en la α los mismos átomos se ordenan en forma de diamante centrada en las caras. Así que el orden en que se encuentran estos átomos de estaño permite que las filas permanezcan prietas o no.
En definitiva si a unos botones de sólido estaño-β los sometemos a una temperatura inferior a -18 ºC, como pueden alcanzarse en Rusia en invierno, éstos probablemente se desintegrarán casi sin tocarlos, por lo que la casaca, levita, chaqueta o lo que fuese que abrigase a las tropas de Napoleón, perdería parte de su efectividad para amortiguar el frío, conllevando la muerte de buena parte de los soldados franceses.
Si a esto le sumáis las tropas de Kutúzov y la escasez de alimentos, la derrota de Napoleón en tierras rusas cobra más sentido. Aunque igual sólo es un leyenda urbana de la que incluso el Smithsonian se hace eco gracias a la Dra. Ainissa Ramírez.
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Esta entrada participa en la LX Edición del Carnaval de Química acogido en el blog Pantomaka
Nota de la editora: Las tildes diacríticas se han mantenido por voluntad expresa del autor.
Fantástica entrada. Así contada sí que es divertida la química.
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Pues sí que está interesante esta historia del estaño. Mira tú como un elemento químico puede ganar o perder batallas.
Mi Profe de geografía también nos contaba historias del Sn y como los romanos lo extraían de las famosas Casitérides, que el situaba en algún lugar de Galicia.
Buena entrada Abrahan, a ver qué pasa en este Carnaval de química. Por lo de pronto un placer leer las entradas.
Abrazos!
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Hola
Bonita historia, aunque creo que el registro histórico la contradice. Hay bastantes restos de botones franceses de dicha campaña (un ejemplo: https://www.theguardian.com/world/2002/sep/03/artsandhumanities.research).
Adicionalmente, la llamada «peste del estaño» es bastante lenta y como podéis ver en el siguiente enlace, se necesita bastante más tiempo (unos 18 meses) para descomponer un botón de estaño a polvo.
http://www.electronicsweekly.com/made-by-monkeys/materialsmaterials-processing/did-tin-pest-cause-napoleon-to-2007-11/
Pero ha sido muy instructivo. Saludos
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Hola Manuel,
Efectivamente es un chascarrillo con poca pinta de ser cierto. En mi cabeza quedaba claro pero al ver tu comentario y releer el post admito que genera dudas. A ver si le doy un repaso para aclararlo.
Gracias por los links!
ABRAHAM
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