
Ana Jiménez (gatetes.es)
Con tu ciencia poética
vislumbraste el poder de la Máquina.
El Verso se hizo programa.
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El Día de Ada Lovelace, que se celebra cada segundo martes de octubre, tiene por objetivo reconocer las contribuciones de las mujeres en los campos de la ciencia, la tecnología, la ingeniería y las matemáticas. Para celebrarlo, comparto con vosotros este scikus personal (de estructura 8/11/8) y el delicioso texto que Eduardo Galeano le dedicó en su libro Espejos.
LAS EDADES DE ADA
A los dieciocho años, se fuga en brazos de su preceptor.
A los veinte se casa, o la casan, a pesar de su notoria incompetencia para los asuntos domésticos.
A los veintiuno, se pone a estudiar, por su cuenta, lógica matemática. No son ésas las labores más adecuadas para una dama, pero la familia le acepta el capricho, porque quizás así pueda entrar en razón y salvarse de la locura a la que está destinada por herencia paterna.
A los veinticinco, inventa un sistema infalible, basado en la teoría de las probabilidades, para ganar dinero en las carreras de caballos. Apuesta las joyas de la familia. Pierde todo.
A los veintisiete, publica un trabajo revolucionario. No firma con su nombre. ¿Una obra científica firmada por una mujer? Esa obra la convierte en la primera programadora de la historia: propone un nuevo sistema para dictar tareas a una máquina que ahorra las peores rutinas a los obreros textiles.
A los treinta y cinco, cae enferma. Los médicos diagnostican histeria. Es cáncer.
En 1852, a los treinta y seis años, muere. A esa misma edad había muerto su padre, lord Byron, poeta, a quien nunca vio.
Un siglo y medio después, se llama Ada, en su homenaje, uno de los lenguajes de programación de computadoras.
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Para saber más, no dejes de visitar la web Finding Ada.
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Magnífico como siempre
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