
Recreación artística del Spirit en su lugar de descanso definitivo, la zona Troy. Créditos: NASA/JPL.
El explorador yace para siempre sobre la tierra inanimada del planeta rojo. Durante seis años lo recorrió, lo estudió, descubrió algunos de sus secretos. No se trataba solo de un deber impuesto por la agencia espacial. Necesitaba conocer su hogar, su único amigo. Su hermano estaba demasiado lejos. Ambos tenían una labor importante que realizar, ambos estaban condenados a la soledad y al destierro.
En el ejercicio de su misión fue el primer robot en coronar la cima de una montaña de otro mundo. Sus huellas sobre la piel marciana contribuyeron a que cumpliese el objetivo de encontrar rastros de agua en el planeta. Se creció ante las adversidades. Resistió tres fríos inviernos, luchó por sobrevivir. Contempló muchas más puestas de Sol de las que hubiesen podido imaginar sus creadores. Superó todas las expectativas. Pero no pudo burlar a la muerte.

Puesta de sol en Marte vista por Spirit. Créditos: NASA/JPL.
El 29 de abril de 2009 quedó atascado en una roca puntiaguda, en una trampa de la que fue imposible liberarlo. No volvió a pasear por las tierras encarnadas de su compañero, pero no se rindió. Continuó investigando desde allí como plataforma científica estacionaria.
Se acababa el tiempo.
Spirit mandó su última señal a la Tierra el 22 de marzo de 2010. Su mensaje de despedida antes de emprender el eterno invierno.

Material de color blanco en la región de Paso Robles, que se comprobó que contenía sales sulfatadas con agua en su interior. Créditos: NASA/JPL.
****
Este relato participa en la iniciativa de @Divagacionistas con «Huellas» como tema principal y está basado en la misión del rover Spirit. Para conocer mejor su historia y la de su hermano el Opportunity os recomiendo vivamente que os deleitéis con este maravilloso post de Daniel Marín (@Eurekablog). Es completísimo y está escrito con una redacción absolutamente deliciosa.