Botánica en azul

PH.381-1981 Poppy; by Anna Atkins (1799 – 1871); English; c.1852; Cyanotype.

Hasta la década de los 80 del siglo pasado, la mayoría de la gente pensaba que el primer libro ilustrado íntegramente con fotografías de la historia era The Pencil of Nature, la obra que Henry Fox Talbot publicó con el fin de dar a conocer su invento, el calotipo. El primer fascículo salió en 1844, pero, debido a problemas de producción, tuvo que abandonar el proyecto después de los seis primeros.

Sin embargo, el primer fotolibro de la historia fue Photographs of British Algae: Cyanotype Impressions y tenía como objetivo el empleo de la técnica de la cianotipia para una mejor divulgación de la ciencia. Estaba firmado como «AA», lo que llevó al foto-historiador y coleccionista de libros escocés William Lang Jr. a interpretarlo como «Amateur Anonymous». Este supo de la obra a través de un artículo y, durante veinticuatro años estuvo buscando algún ejemplar. Finalmente, en 1888, compró el manuscrito a un librero de Londres y escribió un artículo sobre el libro en el volumen 1889-90 de Proceedings of the Philosophical Society de Glasgow, sin citar al autor. Por fortuna, el misterio se desveló unas semanas más tarde gracias a que un conservador del London’s Natural History Museum escribió al editor de la revista que él disponía de una copia del libro y sabía que la autora era Mrs. Anna Atkins.

Ilustración de Isabel Ruiz Ruiz, Mujeres 4

Nuestra protagonista nació un 16 de marzo de 1799 en Tonbridge, Kent, Reino Unido y recibió el nombre de Anna Children. Su madre, Hester Anne Holwell nunca acabó de recuperarse del parto y murió en 1800. Huérfana de madre, fue criada por su padre John George Children, con quien estableció un fuerte vínculo. Children era poeta, químico, minerólogo y zoólogo, secretario de la Royal Society of London for Improving Natural Knowledge desde 1807 y, a partir de 1821, director del departamento de historia natural del British Museum. Distinguido por el mineral childrenita y la pitón de Children australiana (Antaresia childreni).

Este, que se volvería a casar en dos ocasiones después del fallecimiento de Hester, proporcionó a su hija una educación científica inusual para una mujer de esa época, en la que destacaron materias como química, física, botánica, biología y zoología.

La primera prueba de la destreza artística de Anna la encontramos en Genera of Shells, la traducción que hizo su padre, en 1823, del libro de Jean-Baptiste-Pierre-Antoine de Monet Lamarck, Histoire Naturelle des Animaux sans Vertebris. Alentada por John, elaboró 256 minuciosas ilustraciones de las distintas especies de moluscos tras estudiarlas en el departamento de historia natural del British Museum. Debido a la calidad de estas, muchas fueron publicadas como grabados en el Quarterly Journal of Science, Literature and Art.

En 1825, Anna contrajo matrimonio con John Pelly Atkins, propietario de plantaciones de café en Jamaica y promotor del ferrocarril, que siempre apoyó sus intereses científicos y artísticos. Ambos se trasladaron a Haltead, en Kent, y Anna pudo entregarse a su pasión por la botánica. Hizo construir un herbario junto a su casa en el que secar y preservar la gran diversidad de plantas que recolectaba y cedió algunas de estas al museo de Kew Gardens. Anna deseaba que sus hallazgos tuvieran mayor difusión y, en esta línea, cuarenta años después, presentaría su extraordinaria colección de especímenes al British Museum. En 1839, obtuvo la membresía de la Sociedad Botánica de Londres, una de las muy pocas instituciones científicas de la época que admitía mujeres.

La afición de Anna por la botánica está reflejada en el intercambio epistolar que mantuvo su padre con el eminente botánico Sir William Hooker. En 1835 Children le habla sobre el herbario que está construyendo su hija y, diez años más tarde, le dice que Anna lo considera su tutor porque todo lo que ha aprendido sobre botánica ha sido a través de sus publicaciones.

Dadas sus habilidades como dibujante, Anna plasmaba las plantas y las flores en cuidadas ilustraciones y grabados. Pero no quedaba del todo satisfecha ya que, más allá de una finalidad estética, buscaba reproducir con fidelidad científica los pequeños detalles de cada espécimen sin acabar de conseguirlo mediante sus dibujos.  Por fortuna para Anna, el nacimiento de la fotografía le proporcionaría una forma eficaz de plasmar la realidad. Sin embargo, las nuevas técnicas fotográficas no fueron tan bien acogidas por otros grandes ilustradores y copistas de la época que creyeron que peligraba su futuro. 

El 25 de enero de 1839, el ya citado Henry Fox Talbot presentó sus dibujos «fotogénicos» o «pinturas hechas con luz» en uno de los encuentros que la Royal Society organizaba para que los científicos presentasen sus inventos. A pesar de que Anna como mujer no podía asistir a los mismos, estaba al corriente de los avances de la ciencia a través de los apuntes de las conferencias que le pasaba su padre. En septiembre de 1841, dos años después de su exposición, Talbot envió a Children un paquete con imágenes obtenidas mediante su proceso, al que había bautizado calotipo. Children le respondió con el siguiente mensaje: «Mi hija y yo nos abocaremos a trabajar seriamente hasta lograr el éxito en la práctica de su invaluable proceso».

William Henry Fox Talbot y Nicolaas Henneman en el Reading Establishment

La técnica radica en colocar un objeto sobre un papel sensibilizado con nitrato de plata y ácido gálico que, tras exponerse a la luz solar, se revela con ambas sustancias químicas y se fija con hiposulfito sódico.

Tres años después del anuncio del calotipo por parte de Talbot, se hizo público, en el número de agosto de 1842 de Philosophical Transactions, un nuevo proceso fotográfico que suponía una mejora respecto a este. Su inventor era el astrónomo y químico Sir John Frederick William Herschel —quien había acuñado los términos «fotografía», «positivo» y «negativo»—, que dio a la nueva técnica el nombre de cianotipia por las imágenes azules que producía. Herschel mandó una copia del artículo a Anna y a su padre, aunque es muy probable que ya les hubiese informado previamente puesto que eran prácticamente vecinos.

John Herschel

La cianotipia consiste básicamente en recubrir un material, normalmente papel, con una solución acuosa fotosensible obtenida de la mezcla de una solución al 8% de ferricianuro de potasio K4[Fe(CN)6· 3 H2O y una solución al 20% de citrato de amonio y hierro (III) C6H11FeNO7. Al exponer la superficie a la luz ultravioleta (como la solar) esta reduce el hierro (III) a hierro (II) y después se produce una reacción del hierro (II) con el ferriocianuro. Cuando el color amarillo verdoso de la superficie del papel pasa a azul intenso, se da por finalizada la exposición. En general, pueden obtenerse resultados aceptables tras una exposición de 10 a 20 minutos en un día soleado.

El resultado es una sustancia insoluble al agua, de color azul, cian (ferricianuro ferroso) conocido como azul de Prusia o Turquesa. A continuación, se realiza un enjuagado final para eliminar las sustancias fotosensibles del papel y solo queda el colorante azul formado en la imagen. El azul de Prusia recién formado necesita oxidarse para alcanzar el color y contraste finales y lo hace con el oxígeno atmosférico, aunque el proceso puede acelerarse sumergiendo la impresión en una solución al 3% de peróxido de hidrógeno (agua oxigenada).

A principios de la década de los 40 del siglo XIX, mientras Talbot y Herschel presentaban sus invenciones y Anna experimentaba con ellas, el médico y botánico irlandés William Henry Harvey publicó A Manual of the British marine Algae en 1841. Se trataba de un numeroso listado de nuevos especímenes de algas que él mismo había recolectado, con su correspondiente descripción. Como amante de la botánica, Anna leyó el libro con interés, pero se sintió decepcionada. La carencia de material visual dificultaba la identificación de las diferentes especies. Un fallo importante que se dispuso a solventar elaborando su propia versión ilustrada del manual de las algas marinas británicas con la amplia colección de algas que, durante años, había ido recolectando en la costa del sudeste de Inglaterra y en los lagos de alrededor de Kent. 

Habiendo estudiado las diferentes opciones gráficas, Anna se decantó por la cianotipia, un método más simple, barato y preciso que el calotipo, que le permitía conseguir su objetivo científico: reproducir los detalles intrincados de las algas. El resultado, como he comentado en un inicio, fue Photographs of British Algae: Cyanotype Impressions, financiado por ella y publicado en fascículos que fueron saliendo a la luz periódicamente entre 1843 y 1853. Anna los distribuía personalmente, o a través de sus sirvientes, a amigos, conocidos, librerías e instituciones, con recomendaciones para su encuadernación.

La producción de las imágenes del libro constaba de las fases siguientes: la recolección y clasificación de cada espécimen, la preparación del soporte en papel untado con las sales de hierro, la colocación de la pieza botánica sobre él comprimida por un vidrio, la exposición a la luz solar de unos quince minutos de duración, el lavado y secado del cianotipo, y la edición final en formato de libro. Además, cada imagen llevaba incorporado el nombre de la muestra, grabando el nombre primero en un papel transparente. Si bien Anna llevó a cabo la mayor parte del trabajo en solitario, al final del proyecto contó con la asistencia de su buena amiga Anne Dixon, prima segunda de la famosa escritora Jane Austen, con quien se había formado y a la que consideraba «como una hermana».

La edición completa constaba de alrededor de 400[1] fotogramas en los que, gracias a la calidad del papel que utilizó, todavía puede comprobarse la meticulosidad de la autora a la hora de disponer las algas sobre el papel de forma que se pudiesen apreciar todos sus detalles. Dado que los cianotipos no se producían a través de un negativo, cada imagen era única y tuvo que hacer copias de cada una para los diferentes ejemplares que publicó. Del número total de copias que hizo, que se desconoce, se conservan 12[2] en muy buen estado.  

En 1952, tras la muerte de su padre, recopiló la obra científica y poética de este en el libro Memoir of J.C. Children, including some unpublished poetry by his father and himself que se publicó en 1953. También escribió otros libros entre los cuales se encuentran: The perils of fashion (1852), The Colonel. A story of fashionable life (1853), Murder will out. A story of real life (1859) y A page from the peerage (1863).

Por lo que a su obra fotográfica se refiere, en 1853 vio la luz Cyanotypes of British and Foreign Ferns y, un año después, una ampliación titulada Cyanotypes of British and Foreign Flowering Plants and Ferns, firmadas por Anna Atkins y en algunas ediciones también por Anne Dixon.

En 1865 donó sus herbarios al British Museum y seis años más tarde, en 1871, fallecía en Halsted Place.

Durante muchos años, la labor de Anna cayó en el olvido hasta que, en 1979 el historiador Larry J. Schaaf publicó «The First Photographically Printed and Illustrated Book» a The Papers of the Bibliographical Society of America. Una investigación sobre Anna que dio lugar a la primera monografía dedicada a ella, Sun gardens : cyanotypes by Anna Atkins, en el que dejó constancia de su legado como pionera en la historia de la fotografía y de la ilustración de libros.

Bibliografía

Gloria Crespo Maclennan, «Anna Atkins: la primera fotógrafa», El País.

Carolina Martínez Pulido, «Anna Atkins, creativa científica del siglo XIX que vinculó la botánica y la fotografía», Blog Mujeres con Ciencia.

«Cianotipia: fotografía y botánica en Anna Atkins», galicianGarden.

«Anna Atkins y el primer libro fotográfico de la historia», Magazine Mondobelo.

Halstead Parish Council., «Parish history: Anna Atkins».

Larry J. Schaaf, Sun gardens : cyanotypes by Anna Atkins

Kat Long, «How 19th-Century Photographer Anna Atkins Changed the Way We Look at Science», Mental Floss.

Booklet of Photographs of British Algae: Cyanotype Impressions by Anna Atkins


[1] En la Real Sociedad de Londres, se conserva una copia con 403 páginas y 389 placas que se cree que es la única copia existente del libro tal y como la concibió Atkins, sin manipulaciones posteriores.

[2] En algunas fuentes también se habla de 15 o de 17.

Acerca de Laura Morrón Ruiz de Gordejuela

Licenciada en Física por la Universidad de Barcelona y máster en Ingeniería y Gestión de las energías renovables por IL3. Tras desempeñar su labor profesional durante diez años en el campo de la protección radiológica, tuvo la oportunidad de entrar a trabajar en Next Door Publishers, donde, como editora, puede aunar su pasión por la divulgación científica y los libros. Aparte de esta labor, desde 2013, ejerce de divulgadora científica en el blog «Los Mundos de Brana» —premiado en la VI edición del Concurso de Divulgación Científica del CPAN— y en las plataformas «Naukas» y «Hablando de Ciencia». Ha colaborado en los blogs «Cuentos Cuánticos» y «Desayuno con fotones» y en los podcasts de ciencia «La Buhardilla 2.0», «Crecer soñando ciencia» y «Pa ciència, la nostra». Es integrante del Grupo Especializado de Mujeres en la Física de la Real Sociedad Española de Física (GEMF), la Asociación de Mujeres Investigadoras y Tecnólogas (AMIT), la Liga Internacional de Mujeres por la Paz y la Libertad (WILPF), El Legado de las Mujeres y la ADCMurcia. En 2015 fue galardonada con el premio Tesla de divulgación científica de «Naukas». Es autora del libro «A hombros de gigantas».
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