Augusto Arcimís, ampliando horizontes

La entrada de la Restauración borbónica en 1874 llevó a una regeneración científica e industrial que se tradujo en una mejora del bienestar de la población. La Institución Libre de Enseñanza jugó un papel destacado en el proceso de renovación contraponiendo el libre pensamiento a las concepciones dogmáticas del pasado. Por lo que se refiere a la astronomía y la meteorología, el último cuarto del siglo XIX fue un periodo de iniciativas tan interesantes como la creación del Instituto Central Meteorológico (1887) o la implantación de los estudios de astronomía física y de dinámica de la atmósfera. La trayectoria científica y vital de Augusto Arcimís Wehrle, permite analizar el desarrollo de ambas disciplinas puesto que el científico puso todo su empeño en ampliar sus horizontes, haciendo frente a la ciencia oficial establecida hasta entonces. No obstante, Arcimís no se limitó a estas materias, sino que cultivo una vasta y variada gama de campos de saber. Fue un hombre de convicciones avanzadas, un hombre comprensivo, tolerante, y luchador que siempre proporcionaba una conversación instructiva y amena.

Arcimis

Nació en Sevilla en 1844, en el seno de una familia acomodada cuya cabeza era un comerciante de origen vasco-francés. Cuando Augusto contaba apenas con cuatro años, la familia se trasladó a Cádiz con el fin de ofrecer al pequeño una formación elitista y severa que le permitiese acceder a los estudios con más porvenir económico (Farmacia, Medicina) y administrar los negocios familiares. Ingresó en el distinguido Colegio marianista de San Felipe Neri, donde, bajo un ambiente de rigurosa disciplina, adquirió una alta formación de idiomas. Tras concluir el bachillerato, entró en la recién inaugurada Facultad de Farmacia y se doctoró, aunque nunca ejercería como farmacéutico.

Las condiciones económicas de su familia le permitieron visitar los mejores observatorios de Francia, Alemania e Inglaterra quedándose a vivir en Londres durante un tiempo. Esta ruta le generó tal interés por la astronomía y la meteorología que, de regreso a Cádiz, instaló un observatorio en su casa conocido familiarmente como la Specola.

A partir de 1874, Arcimís empezó a trabar amistades con reconocidos astrónomos de talla internacional y a integrarse en círculos académicos prestigiosos para, desde esa posición, desarrollar una intensa actividad astronómica. Publicó un importante número de artículos en revistas extranjeras acreditadas con el fin de introducir sus planteamientos pioneros y avanzados. En todos ellos se expresaba con suma humildad, dejando claro que disponía de medios modestos. Carencias que no impidieron que se ganase el reconocimiento de astrónomos ilustres gracias al rigor con el que efectuaba sus observaciones. En estos primeros escritos defendía la importancia de la técnica espectroscópica a la hora de comprender la composición química de las estrellas y catalogarlas según sus espectros luminosos.

Su “tour” europeo y el contacto con científicos de prestigio, especialistas de la astronomía física, resultó esencial en su concepción astronómica. Como él mismo manifestaba por carta a su gran amigo Francisco Giner de los Ríos, “yo aguardo como aquél la última moda para hacerme mi vestido intelectual”. Su relación con Francisco Giner de los Ríos se fraguó cuando ambos vivían momentos muy duros. Arcimís y su esposa Elodia pasaban por una situación económica complicada en el negocio familiar de vinos y sufrieron la pérdida de tres de sus hijos entre 1875 y 1878; mientras que Giner se hallaba confinado en el Castillo de Santa Catalina, con motivo de las disposiciones del Ministro Manuel Orovio contra la libertad de enseñanza. Pero su encierro no impidió que mostrase sinceras muestras de apoyo a Arcimís, que agradeció de corazón. La amistad con Francisco Giner de los Ríos marcó la trayectoria científica y humana del científico sevillano.

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Acerca de Laura Morrón Ruiz de Gordejuela

Licenciada en Física por la Universidad de Barcelona y máster en Ingeniería y Gestión de las energías renovables por IL3. Tras desempeñar su labor profesional durante diez años en el campo de la protección radiológica, tuvo la oportunidad de entrar a trabajar en Next Door Publishers, donde, como editora, puede aunar su pasión por la divulgación científica y los libros. Aparte de esta labor, desde 2013, ejerce de divulgadora científica en el blog «Los Mundos de Brana» —premiado en la VI edición del Concurso de Divulgación Científica del CPAN— y en las plataformas «Naukas» y «Hablando de Ciencia». Ha colaborado en los blogs «Cuentos Cuánticos» y «Desayuno con fotones» y en los podcasts de ciencia «La Buhardilla 2.0», «Crecer soñando ciencia» y «Pa ciència, la nostra». Es integrante del Grupo Especializado de Mujeres en la Física de la Real Sociedad Española de Física (GEMF), la Asociación de Mujeres Investigadoras y Tecnólogas (AMIT), la Liga Internacional de Mujeres por la Paz y la Libertad (WILPF), El Legado de las Mujeres y la ADCMurcia. En 2015 fue galardonada con el premio Tesla de divulgación científica de «Naukas». Es autora del libro «A hombros de gigantas».
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